Carolina Dell´Oro

¿Talentos o personas talentosas?

El miércoles estuve en un desayuno de Icare que convocó a los asistentes bajo el sugerente título de “Talentos ¿qué no estamos haciendo bien?”...

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Viernes 6 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.
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El miércoles estuve en un desayuno de Icare que convocó a los asistentes bajo el sugerente título de “Talentos ¿qué no estamos haciendo bien?”. Cuando recibí la invitación, pensé que una vez más la preocupación era la elite talentosa, que es el mínimo porcentaje que dirige las organizaciones. Pero ¿qué ocurre con la gran mayoría de colaboradores, cuyo aporte es la condición de posibilidad para el logro de los objetivos que los líderes (‘los talentosos’) fijan a las mismas organizaciones?.

Lo primero que me llamó la atención, fue que se habló de ‘personas talentosas’, concepto que en los últimos tiempos no había escuchado. No es lo mismo desarrollar un talento, que desarrollar a una persona talentosa. La mirada de lo primero es más bien una óptica técnica, de competencias necesarias para el desempeño adecuado de las organizaciones. Cuando hablamos del desarrollo de personas talentosas, ya no hay sólo técnicas, sino que debe haber una mirada de la formación de la persona en su integridad, tanto en lo racional como en lo emocional. Una formación que no es producto de manuales y protocolos, sino del encuentro personal con otro que permite que aflore lo mejor de cada uno, es decir, sus propios talentos.

Me pareció interesante ver cómo el lenguaje comienza a cambiar, las perspectivas comienzan a variar. Me alegra percibir la convicción sobre que cada una de las personas que conforman las organizaciones son las que van a permitir el imperativo indeclinable que hoy se les exige: innovar, innovar y volver a innovar.

Ya no basta a atraer y retener a esos pocos y extraordinarios hombres y mujeres talentosos, que sin duda son determinantes, sino que es necesario invertir tiempo, dinero y mucho esfuerzo personal de los talentosos, para inspirar el talento inmerso en cada ser humano, que a veces es más difícil de descubrir. ¿Cuál es el primer talento básico que todo ser humano tiene? Aquí nos abrimos a uno de los misterios humanos más maravillosos, el hecho de que cada ser humano es único y original. No ha existido otro igual en la historia de la humanidad, por lo tanto, esa mirada personal y única es el primer y fundamental talento que debe buscar la organización. Si estamos en la era de la innovación, no hay nada más innovador que descubrir que las miradas personales son distintas y únicas y, por lo tanto, un aporte significativo.

Esa fuente de creatividad que es la originalidad personal, aunque es natural, no es espontánea; debe ser cultivada en una cultura organizacional acorde a los tiempos.

Podrán algunos preguntarse “¿pero cómo? si ya están formados …”. Pero cuando hablamos de creatividad e innovación ya no basta una formación familiar, escolar y universitaria, sino que se necesita de un proceso continuo de aprendizaje. Es un trabajo personal promovido y alentado por una organización que tiene una visión estratégica clara y adecuada a los tiempos.

Si ésta es la nueva mirada, me parece fundamental que sea analizada en profundidad en los directorios, y desde ahí a todos los niveles de la organización.

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